Como consecuencia de la privatización de la sanidad y el mantenimiento de los servicios públicos en estado de precariedad crónica, se garantiza el negocio privado, desde hace más de tres décadas, lo que podía ser rentable para las empresas se va “externalizando”. También se fueron incrementando progresivamente los conciertos con clínicas privadas para reducir unas listas de espera que son el resultado de la insuficiencia e infrautilización crónica de los servicios públicos. Así hasta llegar a la aberración de “ceder” la gestión del nuevo hospital de Burgos (el HUBU) a una empresa privada, con los mismos objetivos de negocio que cualquier empresario. Este modelo supone derivar los recursos para la correcta atención al paciente hacia las cuentas de benéficos de la empresa.
No se llega a esta situación súbitamente: fines de la década de los 90, PP, PSOE, PNV, CiU y CC – al votar en el Congreso la Ley 15/97 de nuevas formas de gestión– abrieron la puerta a la entrada masiva del capital privado en la gestión de hospitales y todo tipo de centro sanitario. El aplauso público de CC.OO. a esa Ley es buena muestra de la actitud complaciente de los sindicatos institucionales ante la privatización.
Ello supone un deterioro gravísimo y planificado desde las élites políticas y económicas de una sanidad pública cada vez con menos recursos. Puede decirse, sin exageración alguna, que estas políticas, unidas a los desahucios, a la exclusión del acceso a la Universidad de los hijos e hijas de la clase obrera, a las restricciones progresivas en prestaciones y subsidios mientras el paro aumenta, y las pensiones son de miseria, etc. sirven a lo que le interesa al capitalismo en crisis: deshacerse de quienes no necesitan para la producción, le entorpecen el negocio y pueden colaborar a una rebelión social.
La coartada de este crimen del capitalismo contra el pueblo es que el gasto público es insostenible a causa de la crisis. Cada vez más gente es consciente de que la evasión de capitales a paraísos fiscales y el fraude a hacienda, junto a las sucesivas contrarreformas fiscales de PSOE y PP para que los ricos paguen cada vez menos, son los responsables de la bajada espectacular de los ingresos tributarios. Quienes pagamos, casi en exclusiva, somos aquell@s a quienes nos lo detraen del salario.
El pago de la Deuda Pública -casi la mitad del gasto público total de cada año– es el brutal chantaje mediante el que se imponen contrarreformas laborales, salarios y pensiones de miseria, la privatización de todo lo rentable y el desmantelamiento de los servicios públicos.
PORQUE LA PRIVATIZACIÓN MATA FUERA LAS EMPRESAS DE LA SANIDAD EL HUBU NO ES UN NEGOCIO
Derogación de la ley 15/97