Manifestación "por la reindustrialización y desmantelamiento de Garoña, y de todas las demás". Sabado 13 de mayo, a las 18:00 horas.

Plaza de la Constitución . Miranda de Ebro

La central nuclear de Santa Maria de Garoña se acopló a la red eléctrica en marzo de 1971. Parada desde diciembre de 2012, la empresa propietaria pretende reabrirla hasta el año 2031. Es decir, que alcance los 60 años de vida.

Ante este despropósito consideramos ineludible el cierre definitivo y el desmantelamiento de la instalación, por las siguientes razones:

• Desde los primeros años de su andadura la central ha sufrido graves problemas con la degradación de diversos elementos relacionados tanto con las barras de control de seguridad como por la corrosión del barrilete.

• La central de Burgos, y la de Fukushima en Japón, disponen del mismo tipo de defensa de seguridad para el supuesto de un accidente de gravedad. Se trata del polémico sistema de contención Mark I, cuestionado desde comienzos de la década de 1970. Las reformas realizadas en Garoña, de dicho sistema, según varios expertos, no garantizan la seguridad de la contención.

• La piscina de combustible irradiado alberga 2.505 elementos, encontrándose en un grado de ocupación del 96,01%. De reabrirse, necesitaría 135 posiciones libres, de los cuales no dispone.

• No parece sensato que una planta de 1a generación con 46 años de antigüedad pueda seguir operando con las máximas garantías técnicas exigibles con equipos relacionados con emisiones de radioactividad. De volver a funcionar, la central burgalesa ocuparía el puesto número 10 en la lista de instalaciones más antiguas.

• ¿Es aconsejable mantenerla abierta hasta el año 2031? El lobby nuclear ha esgrimido hasta la saciedad la idea de la seguridad total en materia de energía nuclear. Sin embargo, sucesos como los de Harrisburg (1959), Chernóbil (1986) o Fukushima (2012) echan por tierra el mito de la infalibilidad.

• El cierre definitivo de Garoña apenas tendrá repercusión en la generación de electricidad en España ya que sólo supone el 2% del sistema. Garoña produce 466 MW lo que la convierte en la más pequeña de las seis centrales nucleares de España. Tras más de cuatro años parada ¿alguien la ha echado en falta?

• La reapertura de Garoña, supondría en última instancia una apuesta, vacía de consideraciones éticas, que dejaría a las próximas generaciones, un legado de residuos radiactivos con el consiguiente precio de costes humanos y ambientales.

No somos insensibles a la pérdida de puestos de trabajo. Consideramos que el Gobierno y la empresa propietaria deben articular las medidas necesarias que den satisfacción al Valle de Tobalina, sin la presencia de la Central Nuclear.

Consideramos que el modelo energético no puede basarse en la obtención de energía termo-nuclear, ni en la dilapidación de combustibles fósiles. La alternativa posible debe orientarse a partir de las fuentes de energías renovables y del ahorro energético.

Por todo ello, reiteramos que la Central Nuclear de Garoña, no debe recibir licencia para la prolongación de su vida operativa y debe ser clausurada definitivamente procediéndose a su desmantelamiento.

Última modificación: 12/05/2017