Sin incidentes pero con muchas ganas de hacer saber lo que allí se denunciaba, ha tenido lugar a las 11 de la mañana de hoy una concentración de protesta convocada por la Confederación General del Trabajo y apoyada por la Unión General de Trabajadores frente a las puertas de la oficina del BBVA en la Calle Vitoria, 7.

Quizás la cosa que más ha llamado la atención de esta protesta ha sido ver a una acción unitaria de ambas centrales sindicales frente al mismo protagonista y que sería deseable se repitiera en muchos otros ámbitos. De hecho, al final del acto, representantes del sector de la banca de CGT han agradecido la presencia de los delegados sindicales y compañeros de la UGT.

Entre gritos de “Aquí está la cueva de Alí Babá” y “Despedidos readmisión”, un nutrido grupo de personas denunciaban en nuestra ciudad una serie de despidos que ha realizado la entidad bancaria en todo el Estado y que, a juicio de estos sindicatos, están sirviendo para generar un clima de pánico entre los trabajadores.

Con los datos objetivos en la mano, esta entidad parece haber realizado casi una milimétrica estrategia intencionada ya que ha despedido a dos personas en cada una de las 7 áreas territoriales con las que tiene conformada su estructura de dirección. No es casualidad, por tanto, que los sindicatos hayan visto en estos despidos la premeditación, más aún si cabe cuando el motivo de los mismos ha sido la “baja productividad”, concepto tremendamente subjetivo introducido en las últimas reformas laborales.

Para CGT el objetivo, por tanto, “es amedrentar a toda la plantilla en su idea de que un Banco puede ganar más con menos gente y subcontratando servicios a bajo coste, lo que redunda en el empleo en BBVA y en la calidad y atención de los clientes”.

Así mismo, siguen denunciando que este tipo de actuaciones sirven, entre otras cosas, “para mantener unas inmorales retribuciones de 2.200 directivos, faltos de talento para el puesto que desempeñan y que son incapaces de alcanzar las cifras de beneficios que justifiquen sus propios puestos de trabajo”.

Al parecer, estas acciones forman parte de una nueva estrategia con la que el BBVA quiere prescindir de buena parte de la plantilla para implantar el “Banco digital”, que supondrá con toda seguridad no solo un recorte importante en la plantilla de la entidad, sino también un peor servicio a sus clientes y una mayor desprotección ante las decisiones unilaterales de la empresa.

Con esta concentración se pretendía también hacer llegar el apoyo concreto a una trabajadora despedida en Aranda de Duero, donde más tarde se ha realizado otra concentración, y presionar en las demandas presentadas por ambos sindicatos contra unos despidos que consideran injustos y producto de la reforma laboral que favorece la impunidad empresarial.

Por su parte, los representantes sindicales de BBVA anuncian que seguirán movilizándose “para ir desarrollando las acciones ante la sociedad que dejen en evidencia el falso discurso de ética y responsabilidad que maneja el BBVA. Atentar contra el empleo es agredir a la plantilla y una irresponsabilidad social.”

Mientras tanto, la Banca en España sigue mostrando músculo y actuando como el poder fáctico que era, antes de la crisis, y sigue siendo en nuestro país. Nada se interpone ante ella, con la honrosa y maravillosa excepción del trabajo incansable de los integrantes de la PAH, y sigue disfrutando de una impunidad a prueba de bombas sistémicas y de terremotos políticos.

Sin ir más lejos, algo que ha pasado “casualmente” inadvertido para los medios de comunicación españoles, de los cuales los bancos son los principales propietarios, ha sido el alucinógeno informe que el Abogado General del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) publicó el pasado mes de julio en el que considera que los consumidores perjudicados por la cláusula suelo no tienen derecho a recuperar el dinero pagado por esta cláusula abusiva con fecha anterior a la sentencia que decretó su nulidad.

El razonamiento insólito del Abogado fue que era “notorio que la retroactividad de la sentencia generaría el riesgo de trastornos graves con trascendencia al orden público económico”. Es decir, que parte de la banca saldría perjudicada y esto justifica que los ciudadanos paguen la factura.

Lo increíble de este razonamiento es que es contrario a derecho, puesto que cuando en un tribunal en sentencia definitiva, como ha sido en el caso de las “claúsulas suelo”, considera nula una norma, la nulidad y sus efectos se aplican siempre con efectos retroactivos.

La gravedad de este informe que avala uno anterior de la Comisión Europea es aún mayor, puesto que generaría un precedente muy negativo, en un contexto de abusos continuos y productos tóxicos (participaciones preferentes, acciones de Bankia, hipotecas IRPH…) que siguen siendo la “moneda común” de la Banca en la economía post-industrial.

Es más que evidente, comprobando la realidad, que ante la disminución de la presión social frente a la Banca, ésta se ha crecido y la impunidad de sus corruptos movimientos y la agresión a las clases trabajadoras por parte de las castas financieras han vuelto a los niveles previos a la crisis.

Texto y foto editados por “Burgos Dijital”

Última modificación: 29/08/2016